El ser humano tiene la capacidad de observar su entorno y transformar los procesos naturales en culturales.
Hoy es el solsticio de invierno, un momento marcado por la danza astronómica entre la Tierra y el Sol.
Hoy es el día más corto del año, la noche más larga.
Hoy marca el final de un ciclo y el comienzo del siguiente.
Las sociedades prehistóricas dependían del ciclo solar; seguramente lo conocían bien y dependían de él para la caza, la recolección y su supervivencia. Lo mismo hicieron con la muerte, convirtiendo un proceso natural e inevitable en rituales culturales. En algunos lugares, incluso combinaron estos dos aspectos, construyendo grandes estructuras megalíticas orientadas de tal forma que, en un día como hoy, el sol iluminara la cámara funeraria. De este modo, convergían ambos procesos.
¿Las sociedades paleolíticas también combinaron lo ritual o funerario con lo astronómico? Probablemente, pero no lo sabemos con certeza. En Deathrevol seguiremos trabajando para intentar dar respuestas a estas preguntas.